La prueba de Lípidos Totales mide la concentración total de todas las grasas (principalmente colesterol, triglicéridos y fosfolípidos) que circulan en la sangre en un solo valor. Durante muchos años, fue una de las herramientas iniciales para evaluar el metabolismo de las grasas. En Centrolab, como laboratorio comprometido con la medicina basada en la evidencia en Medellín, te explicamos su contexto actual.

Estos son 5 puntos clave que debes conocer sobre esta prueba:

1. Un Marcador Histórico del Metabolismo Lipídico: Fue una de las primeras pruebas disponibles para tener una idea general sobre las grasas en la sangre. Sin embargo, la medicina y la tecnología de laboratorio han avanzado significativamente desde entonces.

2. Utilidad Clínica Muy Limitada en la Medicina Moderna: En la práctica clínica actual, esta prueba se considera obsoleta. Su resultado es la suma de muchos componentes diferentes, lo que hace que un valor aislado sea muy difícil de interpretar y de poca utilidad para tomar decisiones médicas.

3. No Diferencia entre Colesterol "Bueno" y "Malo": Esta es su principal y más grave limitación. Un resultado de "Lípidos Totales" elevado podría deberse a un nivel muy alto de colesterol LDL ("malo") y triglicéridos (lo cual es riesgoso), o podría deberse a un nivel muy alto de colesterol HDL ("bueno") (lo cual es protector). La prueba no permite diferenciarlos, por lo que su valor para evaluar el riesgo cardiovascular es nulo.

4. Ha sido Completamente Reemplazado por el Perfil Lipídico: La prueba estándar de oro y recomendada por todas las guías cardiológicas del mundo es el Perfil Lipídico completo. Este panel desglosa los lípidos en sus fracciones clínicamente relevantes: Colesterol Total, Colesterol HDL, Colesterol LDL y Triglicéridos.

5. No Recomendado por las Guías Clínicas Actuales: Debido a su falta de especificidad y a la superioridad del perfil lipídico, ninguna guía cardiológica o de endocrinología recomienda la medición de los lípidos totales como una prueba de rutina o de tamizaje.